"Las computadoras en las aulas cambian las relaciones educativas".
saber, y dice quién habla y cuándo habla, una relación totalmente asimétrica.
Esta estructura de comunicación, tiene que ver con la idea de autoridad que circula aún entre muchos docentes. Las relaciones de saber y poder, ya están definidas de antemano.
Quizás en otras escuelas, veamos ya a los niños sentados en grupos, con el docente recorriendo el aula, y tratando de atender las diferentes necesidades.
Con el programa “Conectar Igualdad” a nivel nacional, y el “Plan Sarmiento” en la Ciudad de Buenos Aires, están ingresando a las aulas computadoras y netbooks. En muchos institutos de gestión privada incorporaron también las pizarras digitales.
Todos estos artefactos tecnológicos permanentes en el aula, con sus pantallas individuales y su conexión en red, suponen una redefinición del aula como espacio pedagógico. Es difícil sostener la enseñanza frontal, simultánea y homogénea, en un contexto de tecnologías que proponen una fragmentación de la atención y recorridos más individualizados según el usuario. Como señala Area Moreira, hay un quiebre con la secuencia y linealidad que imponía el orden de la clase simultánea, basada en materiales impresos como el libro de texto, y una apertura a otro tipo de organización más personalizada.
No seamos ilusos de creer que, la sola presencia de las TIC, modificarán la estructura de nuestras aulas, y el estilo de comunicación que en ella se desarrolle. Como dice Mariano Gordillo, los modelos 1 a 1 pueden ser solidarios también, con la lógica de la tarima. Con la ayuda de herramientas virtuales, el profesor podría ahora dirigir, vigilar y controlar el aula desde una suerte de “panóptico digital”.
Queda en nosotros, los docentes, cumplir con responsabilidad nuestra misión, de comprender lo que está sucediendo y reflexionar cómo vamos a utilizar las TIC en nuestras prácticas.
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