Los procesos de
cambio y mejora en la escuela implican revisar las prácticas cotidianas de todos los actores involucrados (directivos,
profesores, alumnos) y analizar el grado de efectividad de las mismas.
Hopkins, afirma que una
estrategia de cambio y mejora tiene mejores posibilidades de impactar en los
aprendizajes de los estudiantes, si sumado al aprendizaje del profesor,
incorpora otras instancias y actores de la escuela. El conjunto de estas
instancias y actores es lo que se denominará las capacidades de la escuela, y estarán dadas por las
condiciones que se dan al interior de la escuela. Las condiciones son
las características internas de la escuela y serán las que potencian las
capacidades existentes para el mejoramiento continuo.
Según Hopkins, las condiciones
fundamentales son las siguientes:
- Compromiso con el desarrollo personal docente y el establecimiento de una comunidad de aprendizaje profesional.
- Establecer políticas para involucrar al personal docente y la comunidad en las políticas y decisiones de la escuela.
- Liderazgo transformacional orientado a la instrucción y distribuido entre el personal.
- Coordinación efectiva.
- Investigación y reflexión sobre información generada en la propia escuela en relación a los aprendizajes y los logros escolares y,
- Un compromiso con la planificación conjunta para adaptar cambios externos a fines internos.
Lo que sabemos,
por la extensa investigación que se ha desarrollado en el ámbito de la mejora
escolar, es que los cambios en la escuela no son producto de la casualidad, ni
de liderazgos carismáticos, ni tampoco del surgimiento de una normativa externa
que responde a una lógica burocrática. Los cambios se producen porque hay una
intencionalidad previamente establecida, acordada, difundida.
Es por esto que
entiendo que la clave para que una escuela mejore sus condiciones y fortalezca
su capacidad para el cambio, es que en primer lugar se dé en la institución, la
condición fundamental de la presencia de un Liderazgo transformacional orientado a la instrucción y distribuido entre el personal,
es decir que si no existe la presencia de un liderazgo escolar que genere la
visión y el convencimiento necesario para implicar a los profesores en su
pensamiento y práctica, no será posible la mejora. Si bien reconozco que los
cambios fundamentales se producen en el aula, ésta es parte de un todo mayor
que es la organización escolar, ámbito donde se generan las condiciones
necesarias para que lo que se piensa y planifique ocurra en el aula.
Por lo tanto la
presencia de un liderazgo transformacional permitirá que aparezcan las otras
condiciones establecidas por Hopkins, tan necesarias también, ya que entiendo
que todas estas condiciones que se dan al interior de la escuela se potenciarán
unas a otras logrando que aparezcan las capacidades existentes para el
mejoramiento continuo.
La presencia de
un liderazgo transformacional, profesional, permitirá que la escuela pueda
llevar a cabo procesos de cambio bien logrados, de tal forma que mejore el
desempeño de todos sus estudiantes a través de la optimización de los procesos
de enseñanza- aprendizaje, el personal docente pueda desarrollarse y formar una
comunidad de aprendizaje profesional y que se mejoren las estructuras
organizacionales de la misma.
Es importante
aclarar que cuando se habla de liderazgo distribuido entre el personal, es que se entiende que si bien el
liderazgo en las escuelas es ejercido en primer lugar por los directores y luego
por los profesores, puede ser
distribuido también a otros actores. Es interesante abrirse a que el liderazgo no es exclusividad del
director, puede ser una oportunidad de mejora importante aceptar liderazgo en
distintos niveles y actores en la escuela. Por ejemplo, el ejercicio del
liderazgo pedagógico ejercido por los profesores como tal o bien desarrollando
roles de coordinación o jefaturas intermedias. Es clave que comiencen a
aparecer estructuras horizontales que
vayan reemplazando a las jerárquicas, así, las concepciones de liderazgo
distribuido, sumado a las nuevas tendencias de “liderazgo centrado en los aprendizajes”,
permite que se den condiciones para la participación en distintos niveles y
roles.
Me es muy difícil poder analizar la institución en la que trabajo y comenzaré analizando sus debilidades.
Al no poseer una dirección con liderazgo profesional, transformacional, es muy difícil poder encontrar estas once claves de las escuelas efectivas en forma pura. Lo que al cuerpo docente le queda claro, es decir, los objetivos compartidos, son que hay un curriculum, que debe ser cumplido en el tiempo de un año escolar. No hay unidad de criterios entre los docentes de los propósitos y las estrategias de las prácticas. Tampoco hay expectativas elevadas en cuando al desafío intelectual, sólo se intenta cumplir con lo planificado. En algunos casos y, por decisiones particulares, algunos docentes se nuclean para trabajar colaborativamente en algunos proyectos aislados. No hay una organización para el aprendizaje de los docentes, falta formación y actualización del personal basada en la escuela, sólo se continúa formando el que lo hace por su propia iniciativa.
En cuanto al
ambiente de aprendizaje, en general, en la escuela, se vive una atmósfera
ordenada, y en algunas aulas se percibe un ambiente de trabajo atractivo. Pero
cabe aclarar que esto depende de cada uno de los docentes, no puedo hablar de
algo generalizado. El trabajo en mi centro escolar está muy balcanizado por lo
que es difícil poder encontrar estas claves en “toda la institución”.
Ahora bien, hay algunas cuestiones que se dan en forma más general, por lo que podría comenzar a hablar de algunas fortalezas.
La enseñanza y el aprendizaje son el centro de la actividad escolar, se aprovechan los tiempos y se lo optimiza y en la mayoría de los casos hay una preocupación por poner énfasis en lo académico. La enseñanza tiene, en general, claridad en sus propósitos, con una organización bastante eficiente y prácticas adaptables.
Con respecto a
las expectativas, siempre se intenta ir más allá para lograr mejores resultados.
La disciplina es clara y justa, y se conversa mucho con los alumnos acerca de lo que es esperable de ellos. Los alumnos se sienten contenidos y queridos, se los deja hablar y expresarse. Se tienen en cuenta sus derechos y responsabilidades y se les hace conocerlas y cumplirlas, haciéndoles notar y reflexionar cuando no las cumplen (creo que esta es la mayor fortaleza de mi institución)
Se hace un
seguimiento personalizado del desempeño de los alumnos pero no se realiza la
evaluación del funcionamiento de la escuela (hace más de tres años que no se
realiza una reunión con el personal).
Hay bastante
participación de los padres en la escuela, se los escucha y se tienen en cuenta
sus aportes, ideas, reclamos.
En fin, esta es
mi escuela, la quiero y me duele mucho saber todo lo que hay por hacer y no ver
el horizonte claro en que exista la preocupación por hacerlo. Siempre intento
un poco más, pero llega un punto, en que uno choca con los directivos y ya no
hay mucho más por hacer desde mi lugar, sólo puedo hacerlo con mis 78 alumnos,
para mí es suficiente.
¿Queda claro que
es un modelo de administración escolar?
Con respecto a
la organización general de las instituciones educativas de mi país, es muy
difícil poder analizarlo. He trabajado en la misma institución
por más de 20 años, y no conozco por dentro otras (sólo en las que me
formé). Pero creo, que en general y a pesar que desde que se reglamentó la
última ley nacional de educación en 2006 con algunas líneas claras del camino a
seguir, recién estamos empezando a andar el camino, y sigo totalmente
convencida que la mejora y el cambio dependerán de cada unas de las direcciones
de los centros. Es decir que no hay definiciones claras de fortalezas y
debilidades en líneas generales en todo el país.
Si dirigiera un
centro educativo y tuviera la oportunidad de implementar un proyecto
relacionado con las TIC para la mejora, focalizaría mis acciones en el ámbito
de la Gestión Pedagógica, ya que sabiendo que es la capacidad de organizar y
poner en marcha el proyecto pedagógico de la institución desde el punto de
vista de lo que se requiere enseñar y de lo que es necesario que los
estudiantes aprendan, lo creo fundamental para la mejora de un centro. Este
proyecto comprendería, el desarrollo del currículo, del plan de estudios y especialmente
el trabajo de aula y la generación de
condiciones para que este trabajo se realice en un ambiente enriquecido: trabajo
en equipo y acuerdos mínimos. Por lo tanto mi foco estaría puesto en la innovación pedagógica y la coordinación
docente, para lograr aprendizajes significativos, las competencias básicas,
particularmente la de “aprender a aprender”, el seguimiento y evaluación de los
procesos de enseñanza; el seguimiento y apoyo al aprendizaje de los alumnos y la
interacción profesor-alumno y clima en el aula.
Es importante
formar a los docentes para que el uso que den a las TIC no sean los más pobres
como solamente utilizar la Red como una gigantesca biblioteca, o que sólo
produzcan unos textos con imágenes, o lo utilicen para mirar videos o escuchar
música, sino que el uso pedagógico vaya más allá. Que comiencen a tener nuevas
prácticas que les propongan a sus alumnos operaciones de conocimiento más
interesantes y desafiantes, vincularse con otro tipo de comunidades con
diversos intereses, ser “prosumidores” y no sólo consumidores, es decir que
puedan generar formas de producción cultural menos estandarizadas, más
autónomas y creativas.
También, con las
TIC, es posible la preparación y planificación de clases, concentrar, guardar y
organizar información, planificar en forma conjunta con colegas (Intranet),
logrando realizar así un trabajo coordinado entre todos los docentes.
Yo creo que es
posible lograr este cambio. Sólo es necesario una dirección con fuertes
creencias y convicciones, que esté convencida de que sólo es posible lograr la
mejora con un trabajo colaborativo de todos y que pueda captar el interés y el
compromiso de todos los docentes.
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