En tan sólo seis días en la red, el vídeo "Kony 2012" creado por la
ONG Invisible Children , con sede en San Diego (California,
Estados Unidos), pasó a la fama mundial,
generando más de 100 millones de
visualizaciones en YouTube y Vimeo y el apoyo declarado de famosos como Oprah
Winfrey, George Clooney o Justin Bieber, y consiguió situar el nombre
"Kony" entre las tendencias mundiales de la red social Twitter.
Su mensaje es sencillo: Kony, el líder del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, en
inglés), una organización paramilitar cristiana, debe pagar por las
graves violaciones de los derechos humanos de las que está acusado, incluido el asesinato en masa, la esclavitud y el
secuestro de menores para convertirlos en niños soldado o en niñas sirvientas,
e incluso en esclavas sexuales.
A través de la historia de “un niño soldado de
Uganda”, el vídeo de 29 minutos pide al mundo actuar para encontrar este año a
Kony, buscado por la Corte Penal Internacional (CPI) desde 2005 y que supuestamente está escondido en zonas
selváticas de la República Democrática del Congo (RDC) y la República
Centroafricana.
Con esta
campaña, Invisible Children pretende
hacer famoso a Joseph Kony, el líder del Ejército de la Resistencia del
Señor, y que su nombre se haga conocido en todo el mundo.
Para lograrlo tuvieron que pensar una estrategia
apelando a los trucos más remanidos de la campaña viral.
Los personajes centrales de este video son Jason
Russell, director y cara visible del video, su hijo Gavin y Jacob, un niño y
luego joven ugandés.
“El vídeo de Kony está
construido para activar cada resorte que hace saltar lo viral y que hace que
nos lo pasemos los unos a los otros”[1].
Algunos de los elementos que logran explicar mejor su
éxito son:
ü Explica el conflicto en términos de buenos y malos, con la clásica narrativa del hombre
blanco, bueno y valiente, que salva a los negritos pobres e indefensos del otro
negro malvado y salvaje. El malo aparece hiperenfocado y hay
sutiles referencias a Hitler.
ü La historia se va contando de lo cercano a lo general
y usa la primera persona. Es una técnica clásica de la narración periodística,
por ejemplo, porque promueve la atención y la credibilidad.
ü Cierra con un llamamiento a la acción y una fecha de
caducidad (2012). Como en las TVcompras: llama en los próximos 15 minutos y te
regalaremos otra unidad.
ü Presencia de muchos niños. No sólo niños negros, que
quizás no a todos los emocionan lo
suficiente sino que aparece uno rubio y lindísimo que enamora a todos. Y un
padre ejemplar dispuesto a dejarle a su hijo “un mundo mejor”.
ü La narrativa es muy moderna, por lo que la gente joven
se puede sentir muy identificada con ella. Usa el lenguaje audiovisual del
reality: hay fragmentos muy íntimos de la vida del protagonista que no se limita
en mostrar. La linealidad de la historia se corta con flashbacks y
flashforwards para mantener la mente atenta; en algunos momentos se copia el
lenguaje contemporáneo de vídeos que han tenido éxito en internet (como cuando
se cuenta a través de la página de facebook). Todos los logos, carteles y
remeras que aparecen han sido exquisitamente diseñados. Maneja óptimamente los
ritmos de lo audiovisual, con sus momentos altos, otros de bajones y algunos
descansos... todo apoyado con música.
ü Es autorreferencial como un virus: incluye memes [2] dentro
de sí mismo, hace constantes menciones a facebook, llama a la autorreplicación.
ü Usa elementos que llaman nuestra atención, como masas
haciendo cosas a la vez, lanzando consignas, bailando y sintiendo emociones
colectivas o primeros planos de personas mostrando emociones.
ü Utiliza el argumento de autoridad que tan bien
funciona en los anuncios y en los foros de internet (el señor de la corte
internacional), documentos, etc.
ü Usa famosos: Clooney, Gaga, Angelina. Esta ha sido una
de las claves más importantes de su expansión (desde la premiere del vídeo
estuvieron presentes, y después, respondieron al llamamiento que se les realizó
desde Twitter).
ü Es largo. Eso, que a
priori sería un inconveniente,
consigue que transmita la sensación de haber visto algo
importante, un
documental y no un anuncio.
Muchos
artículos en Internet han comentado este video y las repercusiones de esta
iniciativa.
De
todos sus análisis y valoraciones me parecieron más relevantes los siguientes
comentarios:
Si
bien, por un lado, el video generó una avalancha de visitas, por otro se
enfrentó con el escepticismo y las críticas de algunos expertos en el
conflicto. Consideran que el mensaje de Invisible Children simplifica el
problema e incluso manipula la información sobre los niños soldado.
Estos estereotipos no hacen
justicia a la violencia que sí existe en realidad, tanto en África como en
otros continentes. Normalmente, este tipo de problemas son extremadamente
complejos, responden a toda una serie de procesos sociales, económicos y
políticos e involucran de muy diferentes formas a actores diversos y con
intereses particulares.
No es creíble pensar que para algo así existe
una solución simple, sencilla y fácil. Además, toda
intervención suele tener efectos colaterales, normalmente imprevisibles y que
pueden ser negativos. Parece muy irresponsable proponer alegremente este tipo de intervenciones
cuyas consecuencias pueden acabar haciendo más mal que bien. Además, el vídeo
-y la campaña en general- obvian la larga y compleja historia del LRA,
los factores políticos y económicos y los muchos y diferentes actores que de
una u otra forma han intervenido y siguen interviniendo en ella. Así como las
diversas y fracasadas intervenciones militares contra la milicia (incluyendo
una ya apoyada directamente por Estados Unidos), los distintos intentos de
llegar a una paz negociada y los esfuerzos por reconciliación que apoyan muchas
de las víctimas. Además muchos analistas
políticos insistieron que el enfoque de Russell aún puede agravar la situación
en Uganda y algunas partes de Africa central. No sólo porque su relato es
demasiado simple sino porque la teoría del cambio que propugna es poco
probable, y no está claro si el objetivo de eliminar a Kony es una prioridad en
la estabilización y reconstrucción del norte de Uganda. “Al ofrecer apoyo al
presidente Museveni, la campaña puede terminar suponiendo el fortalecimiento de
un líder con un historial terrible”, sostiene Ethan Zuckerman, director del Centro
de Medios Cívicos en el MIT, en su artículo.
En síntesis, “el vídeo ofrece una imagen simplista y equivocada de la
realidad”. La campaña pide que haya asesores militares
estadounidenses sobre el terreno, admite que ya los hay y pide que no se vayan.
No hay ningún indicio de que se vayan a ir antes de que Kony se rinda o sea
capturado y la presencia de 100 militares estadounidenses ya ha levantado
sospechas entre la población local. Luego, la campaña hace vagas
peticiones de carácter político y militar que no tienen sentido. Y
para todo esto, la organización vende pósters, camisetas, pulseras y demás y
quiere involucrar a una serie de celebridades.
En sólo cuatro días, una eficaz operación de marketing
viralizó este documental que construye a Joseph Kony como el nuevo villano de
Uganda. Más de cien millones de visitas, famosos apoyando la causa y un pedido
de acción directa al gobierno de Estados Unidos. Pero detrás de este aparente
proyecto humanitario nacido en las redes sociales hay otros elementos que
tenemos que tener en cuenta : desinformación, la política internacional
entendida como una campaña publicitaria, los negocios de las ONG y, una vez
más, la condescendencia y el simplismo aplicados a los conflictos de los países
africanos. La viralización de este asunto podría tener implicancias
políticas desconocidas para los usuarios.
Toda la gente que se tomó el trabajo de clickear para
compartir el video Kony 2012 sigue difundiendo la causa sin ahondar mucho en
los matices que la atraviesan. Quizás clickean porque a priori es una causa
justa, pero eso no hace que profundicen en conocer la situación actual de los
ugandeses, ni los intereses estadounidenses para intervenir la región, ni que
Joseph Kony esté fuera de Uganda desde hace seis años, ni los posibles
intereses del creador de Invisible Children. El mensaje del video es no se
detengan ante nada, queda clara la consigna, que se propague, como un virus.
Por ejemplo, The Daily What aconseja: "Investiga a
fondo tus motivos. No reenvíes simplemente un vídeo aleatorio a un extraño
porque un asesino de masas hace decir "triste" a un niño de cinco
años. Aprende un poco sobre las complejidades de la región y las luchas en
curso antes de abogar por la intervención militar directa".
El vídeo provoca una emoción que incita a la acción y
a la replicación. En otro artículo de The Guardian, se preguntan:
"El
vídeo de Kony ha sido hecho por gente cuyas intenciones parecen buenas, incluso
sí su ideología y análisis pueden ser un poco simplistas. ¿Pero y si un video
con antecedentes más siniestros obtuviera este tipo de impulso viral.
Así surge la duda de si este nuevo tipo de
manipulación tan brutalmente eficaz es ética, aunque se realice por un buen fin. La pregunta de qué
pasará cuando los malos aprendan a manejar estas técnicas, si es que no han
aprendido ya. La necesidad de reflexión personal antes de sucumbir al impulso
físico e irracional de tocar el botón de compartir.
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